Un safari en África es una de las experiencias de naturaleza salvaje más emocionantes que se pueden tener en la vida. Desde vivir en primera persona grandes manadas de elefantes a corta distancia, dormir en un campamento de lujo, desplazarse en 4×4 por carreteras remotas, disfrutar de una copa de vino dejándose bañar por el intenso sol del atardecer, o escuchar el rugido de unas cataratas, o vivir la experiencia de volar en avioneta sobre la sabana, hay para todos.
Sin embargo, hacer un safari requiere cierta planificación para asegurarse de tener la mejor experiencia posible. En este artículo, el experto en safaris Gonzalo Gimeno, CEO de la agencia Elefant Travel, que lleva más de 18 años recorriendo todo el continente, comparte sus consejos para hacer un safari en África.
Nos comenta que las variables claves son la época del año, la topografía, la zona, el nivel de actividad física y el alojamiento.
¿Cuándo y dónde hacer un safari?
La ubicación y el momento en que se realiza el safari son los dos factores más importantes que afectan a la experiencia general del safari.
La zona este de África, es el hogar de los documentales de los domingos por la tarde. Kenia y Tanzania son una gran opción para hacer un safari debido a sus fértiles praderas las cuales proporcionan alimento para las grandes manadas de animales herbívoros y estos a los carnívoros. La gran migración consiste en una manada de un millón y medio de ñus y cebras que siguiendo el ciclo de las lluvias buscan las praderas más verdes entre el Masai Mara y el Serengueti. Es fundamental elegir la zona a visitar en función de donde esté la manada en el mes que vayamos a viajar.
Para hacerse una idea de la magnitud, la superficie del Serengueti y Masai Mara es superior a los 15.000 kilómetros cuadrados, un 50% más grande que la provincia de Asturias, y cada mes la manada está en una zona diferente. Los carnívoros siguen a los herbívoros, y la probabilidad de ver grandes cantidades de animales, depende de la calidad del asesoramiento de la persona que organice el safari.
El mes en el que viajemos determina el destino y la calidad del safari, y hay destinos para cualquier mes. Esto quiere decir que con un buen asesoramiento, se puede viajar durante todo el año y no sufrir una decepción.
Importancia de la topografía
Un safari puede ser una experiencia maravillosa, o convertirse en un monótono día tras día. El ojo humano se acostumbra a todo, y lo que el primer día nos pareció una maravillosa cebra, al tercer día nos podrá parecer una mula con rayas. Por ello, es importante estudiar la topografía a la hora de diseñar un safari.
Las características del terreno harán que podamos pasar unos días en ecosistemas diferentes y no monótonos y que aunque veamos animales similares, estos se comportan de forma muy diferente. Podríamos ver una manada de elefantes en la sabana entre acacias, y si elegimos bien la zona, en unos días verlos nadando en un río lleno de cocodrilos, o atravesando el desierto de Kalahari perdiendo mucho peso por deshidratación. Es el mismo elefante, pero podremos observar sus hábitos de una forma muy diferente.
Desde los desiertos del Namib o el Kalahari, las salinas de Makgadikgadi que son del tamaño de Cantabria, la cuenca del río Congo, el río Zambezi y sus peces tigre con dientes, las planicies del Masai Mara y el Serengeti, o el delta del Okavango donde el río fluye y muere extrañamente hacia el interior y no hacia la costa, el terreno condiciona cualquier planificación.
Qué exigencia física tiene
Un safari se puede realizar cómodamente en un gran 4×4, hoy en día eléctricos en muchas ocasiones, sin ruido de motor, o también caminando acompañado por una operativa que llamamos safari móvil, o haciendo un tramo a caballo.
El safari tradicional consiste en una combinación de avionetas y cómodos coches 4×4. Con las avionetas nos dirigimos de un punto a otro para después realizar las salidas en grandes coches y todo tipo de comodidades.
Un safari a pie es una experiencia muy especial que requiere de una organización logística ya que todo el campamento, duchas y cocina incluidos, se monta y desmonta a diario. Hay un equipo de soporte y todo el safari es dirigido por guías especializados. Se recorre menos distancia, pero nos permite vivir una experiencia a flor de piel única.
Parque Nacional o Zona de Conservación
Es importante entender la diferencia entre un parque nacional como puedan ser los famosos Kruger, Masai Mara, Serengueti o Etosha y una zona de conservación.
Un parque nacional está regulado y solo se puede hacer un safari en vehículo desde la salida hasta la puesta de sol. Está prohibido bajarse del coche y hay que seguir los caminos definidos. La ventaja, es que los animales están muy acostumbrados a los coches, y están muy relajados. Esto nos permite verlos muy de cerca.
Una zona de conservación es un terreno, normalmente de gran extensión (del tamaño de una provincia de cualquier país europeo), donde unos pocos campamentos gestionan la zona. Su objetivo es proteger el ecosistema y lograr la armonía con la población local. Estas zonas tienen muy baja densidad de visitantes y vehículos y, al no estar reguladas como una reserva, permite realizar actividades como salidas nocturnas. Esta exclusividad viene normalmente acompañada por un coste más elevado.
El alojamiento
Todos tenemos en mente esas maravillosas tiendas de campaña totalmente amuebladas al más puro estilo vintage como una de las imágenes icónicas de un safari. Pues bien, la buena noticia es que existen y son igual a las fotos. Los “lodges”, se parecen más a un pequeño hotel con casitas independientes. Los Tented Camps son los campamentos que todos tenemos en mente. Los hay más sencillos y otros que sorprenden por su nivel de equipamiento y detalles de decoración. Existen pocas, pero excelentes villas privadas.
Grandes casas por supuesto todas ellas decoradas “de revista” para safaris en familia. Casi todos ellos tienen o bien su propia pista de aterrizaje o una cercana que comparten con alojamientos cercanos a los que llegar en avioneta o en helicóptero.
En definitiva, la planificación de un safari requiere de un amplio conocimiento del continente, pero sobre todo, del viajero. Dependiendo de cuál sea nuestra expectativa, el diseño de un safari habrá de ser de una manera o de otra.
Madrid – Barcelona