Nuestro mundo globalizado ha vivido y vive en una etapa de desarrollo caracterizada principalmente por descubrimientos tecnológicos y científicos en todos los campos, pero especialmente en el área de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). La novedad en el constante avance tecnológico de la humanidad, que se lleva produciendo desde el albor de los tiempos, no es que se descubran nuevos campos de aplicación de las ciencias y la materia, por ejemplo, sino el ritmo, la velocidad a la que se van sucediendo nuevos descubrimientos y avances tecnológicos. Especialmente en el ámbito de las TIC.
«Lógicamente el mundo empresarial no es ajeno a estos avances de la técnica, siendo de hecho el precursor de gran parte de estos nuevos descubrimientos.»
La inversión privada en avances tecnológicos es sin duda clave para entender todo el proceso de “digitalización” de la sociedad y el trabajo. Sin duda ningún individuo ni ninguna empresa se comportan igual que hace tan solo 15 años. Internet y las TIC han cambiado la forma de relacionarnos, de trabajar e incluso de ganar dinero. Nadie se imagina ya un mundo sin conectividad o una industria de cualquier tipo sin TIC.
Este ritmo vertiginoso de innovaciones y cambios hace que tengamos que modificar nuestra forma de pensar y en consecuencia también nuestra forma de invertir o financiarnos. No es lo mismo comprar una empresa puntera en integración de TIC que una empresa donde a duras penas se digitalizan las facturas. A todos los niveles y tanto para bien como para mal. Ya que la tecnología también trae nuevos riesgos anteriormente inexistentes, sobre todo a nivel de redes, con posibles robos de información, pirateos y sabotajes varios, que además pueden hacerse a miles de kilómetros de distancia, y sin siquiera conocer en detalle la empresa objetivo.
Todos estos cambios y novedades en el mundo tecnológico deben ser tenidos muy en cuenta a la hora de valorar una compañía, ya que junto con el saber de las personas, han pasado a ser una de las principales fuentes de creación de riqueza en muchas compañías, además de propiciar un gran cambio en la economía y la sociedad que nos rodea.
La manera y el modo en que una empresa abraza las nuevas tecnologías, tienen ahora un nuevo papel determinante en nuestra economía y en la sociedad del conocimiento, ya que en muchos casos los activos más valiosos de las empresas ya no son los activos tangibles (maquinaria, edificios, instalaciones, depósitos en bancos, “stocks”…), ni siquiera los activos intangibles “tradicionales”, es decir, los valores, actitudes, conocimientos Know-How y habilidades de las personas que forman parte de la empresa; sino el grado de innovación y penetración de las nuevas tecnologías en las compañías.
Y desde luego no centrados únicamente en las TIC, sino abarcando todas las tecnologías que puedan interrelacionarse con la actividad de una empresa, desde disponer por ejemplo de las últimas novedades de maquinaria robotizada hasta incluir la posibilidad de realizar teletrabajo.
«Estos aspectos son cruciales hoy en día a la hora de valorar una compañía, ya que la imbricación de la tecnología en la actividad diaria de cualquier empresa es extraordinariamente elevada. Y por tanto hay que valorar tanto sus puntos positivos como sus riesgos, derivados por ejemplo de una sobreexposición a la innovación, como haber incorporado tecnologías no contrastadas o fuera del “mainstream” tecnológico; o incluso disponer de tecnologías obsoletas y superadas.»
Una compañía puede ser especialmente innovadora pero no tener cubiertos por ejemplo los riesgos de trabajar en la “nube” o no disponer de un plan de contingencia en caso de que las tecnologías fallen; por lo que es necesario conocer y valorar la tecnología en todos sus aspectos, tanto las oportunidades que ofrece como los riesgos que presenta.
Por todas estas cuestiones, y poniendo de relieve que la creciente importancia de los activos tecnológicos en los procesos de compra-venta de empresas plantea nuevas complejidades a la hora de llevar a cabo la transacción; es fundamental contar con un asesor experto en transacciones de empresas, como Eneas Advisory.
«Un incorrecto análisis de la tecnología en una compañía puede dar al traste con una operación o condenarla al fracaso tras ejecutarse. Por si fueran pocos los motivos que deben llevar a cualquier empresa a asesorarse por expertos en M&A, el aspecto tecnológico supone un incentivo más para contar con un asesor externo.»
En nuestro caso conocemos de primera mano los desafíos que plantea la tecnología en cualquier transacción de M&A, habiendo ayudado a resolver con éxito múltiples escenarios donde los activos tecnológicos eran un match point determinante. Vivimos nuevos y vertiginosos tiempos donde la evolución tecnológica es constante y omnipresente en el mundo empresarial, y en Eneas no somos ajenos a estos desafíos, adaptándonos a un mundo en movimiento y en constante cambio para ofrecer la mejor solución posible para cada momento y situación.