La planificación empresarial, núcleo de la consultoría

“Luego, se fue muriendo en medio de un sueño, estaba en Nazaret y oía que su padre le decía, encogiéndose de hombros […] ni yo puedo hacer todas las preguntas ni tú puedes darme todas las respuestas”. Estas palabras con las que va concluyendo “El Evangelio según Jesucristo” de José Saramago nos dan una idea clara del papel que juega la incertidumbre en todos los instantes de nuestra vida y, como parte de ella, en la actividad económica.

Así, las decisiones económicas están siempre rodeadas de incertidumbre, pues se basan en expectativas y éstas conviven con numerosos riesgos que hay que identificar, evaluar, asignar y mitigar en la medida de lo posible, para los que la consultoría cuenta con procedimientos metodológicos.

¿Cómo mitigar la incertidumbre y los riesgos asociados?

Asumiendo este entorno de incertidumbre, en la mayoría de los procesos y decisiones de la empresa y de los gobiernos debe de estar presente un tipo de trabajo, tanto en las fases previas como en el desarrollo de las actuaciones a llevar a cabo: la planificación. Ésta comporta un exhaustivo trabajo de análisis de información, de diagnóstico y de evaluación con el fin de que la toma de decisiones –de inversión, de desinversión, de compra y venta de empresas, de cambios productivos o de desarrollo de infraestructuras– esté avalada con los mejores criterios.

Está demostrado, por ejemplo, que países en los que se lleva a cabo una mayor dedicación de recursos a los estudios previos al posterior desarrollo de los diferentes proyectos, el coste final de éstos es significativamente inferior, por tener una menor necesidad de realizar modificaciones, al que se produce en países con una menor dedicación de recursos en las etapas preliminares. Por ejemplo, en EE.UU. los costes de estudios previos en proyectos de infraestructuras suelen representar en torno al 15% del presupuesto, y el promedio de sus desviaciones posteriores no suelen superar el 10%; por el contrario, en España, dichos costes previos están en un promedio de tan sólo el 5% pero las desviaciones superan con frecuencia el 30%. También que los procesos de compra-venta de empresas suelen tener un mayor porcentaje de éxito en aquellos casos en los que hay un trabajo de planificación más exhaustivo.

La planificación es en sí misma un proceso de doble sentido o de retroalimentación: la planificación inicial debe organizar una serie de factores y tareas con unos fines generales que, a su vez, aportarán la información necesaria para profundizar en la planificación y en el cumplimiento de los objetivos específicos de fases posteriores. Entre los trabajos de la etapa de planificación están los estudios de mercado, los estudios de viabilidad de los proyectos de inversión, los informes de valoración, etc. 

No obstante, hay que ser conscientes de que la planificación no elimina el riesgo ni los resultados adversos, pero es un potente recurso para mitigarlos. Por ello, el coste que pueda entrañar toda etapa de estudios previos y planificación debe considerarse como una inversión para mitigar costes futuros y, por tanto, para mejorar la rentabilidad de la operación correspondiente.

Efectivamente, y siguiendo las palabras del inicio, no podremos tener respuesta para todas las preguntas, no podremos eliminar toda la incertidumbre, pero con una adecuada planificación, los riesgos empresariales podrán reducirse y, de este modo, podrán minorarse los costes totales de una decisión económica.