Podríamos decir que una de las razones más poderosas que nos llevan a viajar es la curiosidad. Ese espíritu de exploración, de sentir el estímulo de algo nuevo en forma de olores, sabores, imágenes y gentes. Es quizás la sensación más parecida a como vivíamos todo en nuestra infancia, cuando todo era nuevo, y cada día era un descubrimiento.
Se dice que los niños son como una esponja y el desarrollo de la personalidad se forja en la infancia y en la adolescencia y las experiencias vividas en esas dos fases serán determinantes en su formación como adulto.
Es en familia donde compartimos historias, tradiciones, celebraciones y por supuesto, viajes.
Viajar en familia es una de las mejores formas de conectar con nosotros y con los otros, de reforzar y honrar nuestros valores como clan y de forjar recuerdos únicos para las generaciones futuras.
Nunca se es demasiado pequeño ni demasiado mayor para viajar. La verdadera experiencia de un viaje en familia empieza ya en el momento en el que decidimos planificar juntos y hacer realidad esa aventura intergeneracional en algún lugar del mundo que sea nuevo para todos y que todos podamos descubrir con esa actitud del niño ávido de experiencias que habita en nuestro interior.
El Gran Oeste americano
Imaginad pasar en familia unos días como colonos del Oeste americano en un auténtico rancho situado en Montana. Allí existe un rancho de lujo para toda la familia. Cerca de 15.000 hectáreas de terreno en el que residen 300 alces y unas 200 vacas de la raza “Black Angus” que pastan felices en aquellas praderas. Aquí es posible descubrir el entorno virgen de las Montañas Rocosas que la mayoría de los niños solo han visto en televisión.
Este rancho está ubicado en el corazón del pintoresco valle Blackfoot, a 48 kilómetros al noreste de Missoula, en el estado norteamericano de Montana. La historia de esas tierras se remonta a la época en la que el río Blackfoot sirvió como corredor de transporte para los indios y más tarde para los colonos cazadores de pieles, mineros y madereros. Los indios llamaron al río «Cokalahishkit», que significa «el río del camino al búfalo».
La zona se hizo célebre a finales del s.XIX por las minas de oro, plata y cobre y centenares de personas se instalaron allí atraídos por la “fiebre del oro del oeste americano”. En 1898, se construyó el ferrocarril Big Blackfoot Railway para trasladar madera de las áreas periféricas al río Blackfoot. Hoy en día, todavía se pueden ver restos de las vías ferroviarias en todo el rancho.
Este rancho, ofrece una oportunidad única para vivir en familia la experiencia de lo que era el día a día de los antiguos colonos americanos a finales del s.XIX. Existen actividades para todas las edades y gustos: Excursiones al lago, practicar la pesca con mosca en el legendario río Blackfoot, disfrutar con la adrenalina del rafting o pasear en carruaje de caballos son solo algunos ejemplos.
Podemos subir a bordo de un antiguo vagón tirado por caballos y disfrutar de un paseo panorámico único a orillas del río Blackfoot. Al acabar, disfrutaremos de una auténtica barbacoa al más puro estilo cowboy: pollo de corral, costillas Angus, maíz fresco y espárragos, asados a la parrilla sobre una fogata. Y antes y después de la cena, nos entretendremos lanzando herraduras mientras un auténtico vaquero pone la banda sonora a la velada tocando su banjo.
No hay nada como pasear al ganado para hacernos sentir parte de ese entorno natural repleto de historia: encontrar, recoger y dirigir las vacas hacia pastos pintorescos a lomos de un caballo. Aprender la historia y costumbres de los cowboys del ganado y probar las habilidades esenciales del rodeo nos dará una idea de lo difícil que puede ser la cría de estas vacas. Dirigir y conducir un rebaño de vacas a lomos de un caballo puede convertirse en una aventura inolvidable.
La cría y cuidado de los caballos forma parte del ADN del rancho. Desde 2018, lideran un programa de protección y conservación de los caballos de raza Mustang, auténticos símbolos vivos del espíritu salvaje e independiente de los pioneros del Oeste americano. Otra de las actividades únicas que podemos disfrutar allí en familia es aprender el arte de susurrar a los caballos con uno de estos nobles animales. Una experiencia irrepetible que nutre el alma y que ayuda a entender la íntima y ancestral conexión entre el hombre y la naturaleza.
A tan solo 20 minutos en coche del rancho, podemos viajar en el tiempo a principios del siglo XX mientras caminamos por las calles de Garnet Ghost Town, el pueblo fantasma mejor conservado de Montana. Allí podemos conocer y revivir en familia la fascinante historia de la ciudad, habitada hasta la década de 1960, mientras exploramos el Kelley Saloon, el Wells Hotel y muchas casas que aún hoy en día se mantienen en perfecto estado de conservación.
Un lugar ideal para viajar durante todo el año con nuestra familia y descubrir los impresionantes cambios de colores y matices del paisaje del entorno a través de las diferentes estaciones.
Una hacienda en Ecuador
A casi 6.000 kilómetros al sur de de Montana, en Ecuador, nos espera una hacienda del s.XVII que ocupa una superficie de 1.600 hectáreas en el valle andino de la provincia de Imbabura, a dos horas de Quito. Por sus misteriosas pirámides preincaicas, sus raíces coloniales españolas y por ser el hogar de dos ex presidentes del Ecuador, Hacienda Zuleta es el entorno perfecto para conocer y vivir en familia la cultura ecuatoriana y sus tradiciones rodeados de volcanes de más de 6.000 metros de altitud.
La actividad de la hacienda incluye una granja lechera con más de 300 vacas Holstein y una producción de 6.000 litros de leche diarios, un criadero de truchas, una fábrica de quesos donde se elaboran una decena de variedades y un interesantísimo proyecto de rehabilitación de cóndores andinos.
Sus pirámides caranquis, que son las segundas mejor preservadas del Ecuador, fueron ocupadas por los Incas y colonizadas por los españoles. Son un reflejo viviente de la historia de esta región que fue un refugio de la actividad volcánica, un lugar ceremonial con una energía muy especial para los indígenas caranquis y un emplazamiento agrícola privilegiado para Incas y españoles. En 1898, estas hectáreas fueron vendidas a José María Lasso y posteriormente llegaron a manos de Galo Plaza Lasso, diplomático, presidente del Ecuador, granjero por vocación y un profundo defensor de la agricultura moderna.
Allí, podemos disfrutar de unas exclusivas vacaciones en familia, rodeados por un entorno mágico de volcanes nevados e históricas comunidades indígenas y descubrir juntos un importantísimo proyecto de conservación natural. Entre las diferentes actividades que ofrece la hacienda, no podemos perdernos una excursión en bicicleta hasta Cóndor Huasi, la reserva proyecto de rehabilitación, reproducción y conservación de cóndores de Hacienda Zuleta.
El cóndor actúa como limpiador de la naturaleza, alimentándose de los restos de animales muertos. De esta manera, contribuye a evitar la proliferación de enfermedades en el páramo andino, que es la fuente de agua para cientos de comunidades.
Hacienda Zuleta empezó a trabajar en el proyecto de conservación del cóndor en 1996 y fueron los pioneros en este sentido, reservando áreas de la propiedad para que las habiten las especies que han estado en la zona desde siempre. El oso andino es otra de las especies de la zona cuya población se monitorea por parte de los naturalistas y biólogos de Hacienda Zuleta.
De safari en Sudáfrica
A veces, América nos puede parecer un destino más seguro para viajar con niños que otros continentes como África donde las recomendaciones sanitarias y las vacunas obligatorias pueden disuadirnos de elegirlo como escenario de nuestras aventuras en familia. Pero siempre es posible encontrar alguna excepción…
En Sudáfrica, Madikwe es la única reserva privada libre de malaria de todo el país, por lo que es muy segura para viajar con niños, especialmente los más pequeños. Además, es un destino ideal para viajar en familia durante todos los meses del año aunque es durante la estación seca cuando es posible ver más animales y disfrutar de una experiencia de safari inolvidable. Un auténtico viaje de aventura para pequeños y mayores sin renunciar al lujo, al exclusivo servicio y a las comodidades de un lodge, en el que destaca la gastronomía y los deliciosos platos del célebre chef Nico Verster.
Situada en una superficie de 75.000 hectáreas, en el noroeste de Sudáfrica, esta reserva abarca un terreno salvaje que cuenta con un tapiz de paisajes impresionantes que van desde las vastas llanuras a los densos matorrales y bosques y altísimos picos rocosos. Un auténtico caleidoscopio de belleza natural donde avistar leones, elefantes, leopardos, rinocerontes o búfalos e incluso al raro perro salvaje africano.
Hoy en día, la reserva de Madikwe se gestiona como una asociación entre el estado, el sector privado y las comunidades locales. Presenta un enfoque innovador para la conservación de la vida silvestre y representa un modelo a seguir en cuanto a la protección de la fauna autóctona para otros países del continente africano.
Aquí, los pequeños de la familia pueden convertirse en auténticos exploradores, aprendiendo a rastrear animales identificando sus huellas. En Madikwe habitan más de 130 especies de mamíferos, 350 de aves y un centenar de variedades de árboles.
Elijamos el destino que elijamos, viajar con nuestra “tribu”, reunirnos, explorar, descubrir, aprender y disfrutar juntos de experiencias inolvidables en parajes naturales de una belleza asombrosa es uno de los mejores legados que podemos dejar a nuestros hijos.