Esquí a la carta

Tanto si quieres hacer del esquí el leit motiv de un viaje en familia como si buscas una experiencia exclusiva y glamourosa o una buena dosis de adrenalina en la montaña, te mostramos tres maneras únicas de vivir el esquí, la nieve y el invierno.

El esquí fue inventado hace miles de años en el norte de Europa por los samis que utilizaban unos listones de madera para desplazarse por la nieve. El noruego Sondre Nordheim fue el pionero del esquí moderno, ya que realizó importantes innovaciones técnicas tanto en los esquís como en el equipamiento.  Este deporte empezó a popularizarse entre la alta sociedad europea de los años veinte gracias a los primeros Juegos Olímpicos de Invierno y el primer Campeonato del Mundo de Esquí, celebrados en Chamonix en 1924.

Desde entonces, la pasión por el esquí no ha dejado de crecer. El esquí es mucho más que un deporte, es un viaje en sí mismo. Esquiar o vivir alguna de las experiencias relacionadas con la nieve te permite estar en contacto con la naturaleza y descubrir algunos de los lugares y paisajes más bellos del planeta. Los viajes de esquí son ideales para disfrutarlos en familia aunque no todos los miembros de la misma esquíen o tengan el mismo nivel. Existen un sinfín de actividades relacionadas con el esquí y la montaña, aptas para todas las edades, gustos y necesidades.

El clásico lujo alpino

Los Alpes acogen algunas de las mejores estaciones y complejos de esquí del mundo. En ellos, es posible practicar el esquí en pista o fuera de pistas. Para los más atrevidos, una exclusiva experiencia de heliesquí permite esquiar en tres países diferentes en un mismo día. Para los que buscan conectar con la naturaleza, excursiones con raquetas de nieve practicando el “mindful walking”, respirando el aire puro de la montaña y aquietando la mente.

En los Alpes, Val d’Isère es, para muchos, uno de los mejores lugares del mundo para esquiar. Junto a Tignes, forma el denominado Espace Killy. Con más de 300 kilómetros esquiables, esta zona es el paraíso de cualquier apasionado del esquí. La estación de Val d’Isère, que albergó los Mundiales de Esquí en año 2009, permite también esquiar en verano en los dos glaciares que la rodean. 

En toda esta zona alpina, son numerosos los pueblecitos pintorescos con exclusivos chalets de montaña que añaden un toque de glamour a la experiencia en la nieve y que invitan a disfrutar de muchas más actividades como el patinaje sobre hielo, un paseo en trineo de perros o acabar el día con un relajante baño en un jacuzzi exterior, al pie de la montaña o con una intensa jornada de shopping. Y todo ello sin olvidar la parte gourmet del viaje, degustando lo mejor de las cocinas francesa e italiana al lado de una cálida chimenea y en compañía de los mejores vinos de la zona.

Bienvenidos a las Montañas Rocosas

Las Montañas Rocosas de Colorado, en Estados Unidos, son uno de los mejores lugares del mundo para disfrutar del esquí. Las denominadas “Rocky Mountains” fueron clasificadas por la prestigiosa revista Lonely Planet en el año 2015 como el segundo lugar de su lista de “Top places” para visitar ese año. En invierno, los gruesos máximos de nieve que cubren durante meses las Rocosas, recrean un paisaje blanco espectacular, único e inolvidable para cualquier amante de la naturaleza.

Imagina entonces unos días en familia en un lodge exclusivo en las Montañas Rocosas de Colorado, donde es posible combinar el esquí alpino con el esquí nórdico, las excursiones con raquetas de nieve o una experiencia de “cat-ski”. Esta modalidad de esquí consiste en subir a la cima de una montaña en una retrack habilitada para transportar varias personas, que puede llegar donde no llegan los teleféricos ni telesillas. ¡La adrenalina en el descenso está asegurada!. Y todo ello amenizado y complementado con otras actividades como el yoga, la sauna, los reconfortantes masajes après-ski y una gastronomía exquisita donde incluso puedes atreverte con un picnic en la nieve. De esta forma, la montaña en invierno deja de ser el coto privado de los esquiadores experimentados y cada viajero puede crear y disfrutar su propia experiencia de nieve a su gusto.

Esquiar en una isla

Islandia es un país cuya génesis de origen volcánico y su posición tocando el círculo polar ártico le dota de unas particularidades geológicas, geográficas y climatológicas que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.

Tröllaskagi es una península montañosa situada al norte de la isla, a 400km de la capital Reikiavik. Aquí, las montañas son un poco más altas y están salpicadas de pequeños glaciares que mantienen la nieve fría y fresca. El monte Kerling es el punto más alto, con 1.538 metros de altitud. 

En las cimas de Tröllaskagi, los más aventureros pueden vivir una experiencia de heliesquí inolvidable. Los largos descensos sobre el océano Atlántico norte, con una verticalidad de 915 metros, están enmarcados por interminables puestas de sol y la vista incomparable de fiordos y bahías.

El terreno es ilimitado e incluso los esquiadores más veteranos encontrarán sitios nuevos por explorar. Esta zona ofrece multitud de posibilidades para el esquí de montaña, con diferentes itinerarios y desniveles, desde descensos extremos hasta cimas con pendientes más suaves y asumibles.

Una de las peculiaridades de Islandia son las largas horas de luz durante la primavera, que permiten elegir la mejor hora del día para esquiar e incluso realizar algún descenso después de la cena.

El esquí, sin embargo, es sólo una parte de la aventura islandesa. También se puede navegar en kayak por los fiordos, montar a caballo en los famosos caballos islandeses, avistar ballenas y frailecillos, bañarse en las aguas termales tan propias de la isla y explorar el terreno volcánico único de la masa terrestre más reciente del planeta. 

Fotos: Elefant Travel

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