Esta vivienda proyectada por Estudio Albar, y ubicada a las afueras de Madrid, logra reunir en un perfecto equilibrio diseño, eficiencia y sostenibilidad haciendo uso de la construcción industrializada en madera sin perder la esencia de un diseño único, exclusivo y totalmente personalizado.
A escasos 20 minutos de Madrid, abrazando el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, emerge Casa Eñe, una vivienda con un diseño único y totalmente personalizado, con la máxima eficiencia, sostenibles y construida en tan solo seis meses. Diseñada por Estudio Albar, encabezado por Irene García y Daniel Lozano, esta vivienda Passivhaus de estructura de madera se erige como un observador silencioso en medio de hectáreas de naturaleza virgen.
La vivienda parte de la premisa de los clientes de lograr una vivienda de Consumo Energético Casi Nulo. Por ello, se tomó la decisión de certificarla bajo el estándar Passivhaus, la forma de construir más exigente del mundo en materia de eficiencia energética, creado hace 40 años en Alemania. De este modo, Casa Eñe, logra un hogar más confortable y sin apenas hipoteca energética.
Casa Eñe, con sus más de 250 m2 de superficie útil, logra calentarse en invierno únicamente con los 3 radiadores toalleros de los baños de planta baja.
Gracias al excelente aislamiento térmico y elevada hermeticidad al aire, la casa se comporta como un termo: la casa es capaz de conservar el calor en invierno o el frescor en verano, necesitando muy poca energía para mantenerla constante. También se ayuda de ventanas y puertas de altas prestaciones, un diseño libre de puentes térmicos y una ventilación mecánica con recuperación de calor. “El funcionamiento de las Casas Pasivas es muy sencillo”.
Esta inversión en materiales de mejores prestaciones incrementó el coste de construcción un 8%, poco más de 35.000€ en el caso de Casa Eñe. Al tratarse de una inversión sostenible en el tiempo, el periodo de amortización con los tipos y valor de la energía actual es de 7 años. A este tipo de casas no les afecta la inestabilidad de los mercados.
El resultado es una vivienda construida en poco más de seis meses, con estructura de madera, completamente industrializada (que no prefabricada), fachada de corcho, ventanas de madera, tabiques de roble, pinturas ecológicas y pavimentos continuos de cal sin juntas, logrando el máximo confort y un diseño interior sencillo y minimalista para esta familia.
La verdadera eficiencia no radica en generar más y más energía, sino en necesitar la menor cantidad posible.
En el diseño de la vivienda, la primera decisión que tomaron, fue abrir la casa al paisaje, que se integrase con él y se introdujese en la vivienda. “No podíamos ignorar el entorno que la rodea tan bonito de hectáreas de jaras y encinas”, cuenta Irene. Por eso, plantearon una vivienda que emerge como un gran bloque rectangular de 40 metros de largo y tan solo 6 metros de ancho. Todas las estancias de la vivienda son pasantes, contando con ventanas al norte con vistas al paisaje, y grandes huecos en la fachada sur, maximizando el soleamiento. Una estrategia muy simple que marcó todo el proyecto.
La distribución interior busca eliminar cualquier pasillo o circulación innecesaria. «Recorrer la casa se asemeja a dar un paseo por los alrededores”, explica. El interiorismo refleja la filosofía de Estudio Albar, con un enfoque sereno, sencillo y minimalista, igual que el edificio.
“Nuestra forma de decorar y de proyectar van de la mano. No nos gustan los artificios ni lo superfluo. Si hay algo que no aporte al espacio, deberá ser eliminado”. La madera, los tonos neutros y la sencillez, se convierten en protagonistas.
El paisajismo de la vivienda se alinea con la eficiencia de recursos, en este caso, recursos hídricos, al evitar un jardín demandante de agua, optando por un paisajismo xerófilo con especies locales. Reduciendo así el mantenimiento del mismo y el consumo de agua en verano.
La fachada de corcho es una elección consciente de los arquitectos por ser un material natural, resistente y capaz de envejecer con dignidad sin necesidad de mantenimiento alguno, funcionando tanto como fachada como aislante.
En época de crisis energética, Casa Eñe destaca por su eficiencia, con un consumo bajo y facturas mensuales de 60€, al tiempo que encarna la fusión de estética, funcionalidad y responsabilidad ambiental. Este hogar es un reflejo contemporáneo que demuestra que la arquitectura puede ser bella y eficiente, abogando por la sostenibilidad.
Creemos en una arquitectura sencilla y libre de artificios. Una arquitectura esencia. Simple. Mínima.