Un cuarteto para disfrutar en otoño

Esta es una hermosa temporada para maridar las labores y los sabores de la caza con los Habanos en cualquier punto de nuestro país, bien si alguna persona es cazador como si visita alguno de los templos gastronómicos que hay en nuestra España en los que caza y setas están en apogeo los meses de septiembre, octubre y noviembre.

Así, para los cazadores las jornadas cinegéticas constituyen un gran aliciente de esta época del año, en que se reúnen en los cotos para dar rienda suelta a su afición y disfrutar de unos días al aire libre con mucha ilusión, que para muchos de ellos comienzan cuando acuden a sus correspondientes cavas para elegir los Habanos que han de disfrutar esos días. 

Pero como no todos los aficionados a los cigarros cubanos podemos convertir nuestro ocio en horas en el puesto y luego discutir con el resto de los cazadores de la partida con los puros en la mano, lo que si podemos –sin duda alguna- es disfrutar de los productos de la caza en buenos restaurantes de la península.

Y para señalar algunos de ellos baste con hablar de Arce en Madrid de mi buen amigo el chef Iñaki Camba (gran aficionado a los Habanos) quien el año pasado después de prepararnos una Paloma Torcaz y un exquisito Pato Azulón, se atrevió a encender en un lugar ajeno y fuera del establecimiento hostelero de un Montecristo Double Edmundo, afirmando que la ligada de esta marca (fuerte) es la que mejor va con los platos de caza.

En la misma línea de temporada Iñaki cuenta con platos en los que setas como las Amanitas Cesarea y los Boletus, bien sean Pinícolas o Edulis, así como las Cantarellas brillan con una elevada altura, junto con sus siempre bien apreciados y obligados a probar platos de ahumados y escabeches, tras lo cual nos escabullimos a casa de un amigo y durante más de una hora disfrutamos del novedoso H Upmann Connossieur No. 2.

Y también fue otro amigo quien se marchó hasta las inmediaciones de Olot (Girona) para disfrutar en Ca l’Enric, de un plato de carne de rebeco que le supo a gloria, por lo cual y tras los postres, se fue al jardín exterior y se fumó uno de mis recomendados como es el Hoyo de Monterrey Epicure Especial.

Pero al tran tran de estas noticias de algunos de mis amigos, a mí no me quedó más remedio que –al regreso de un viaje a León- parar en el Mesón del Ermitaño, en Benavente (Zamora), donde los hermanos Pedro Mario y Oscar Pérez me ofrecieron un exquisito Ciervo estofado, para más tarde en el jardín exterior hacer una corta fumada (por aquello de estar de viaje) y encender un Romeo y Julieta Short Churchills.