Sostenibilidad y tecnología: las claves de la geopolítica empresarial

Ya hace mucho tiempo que el término sostenibilidad sobrevuela las estrategias corporativas (y de países enteros) y muchos modelos negocio. Pero, muy pocas compañías han conseguido desde entonces darle el valor de eje estratégico de transformación. Y, menos aún, han sido capaces de extraer un beneficio económico demostrable en sus balances y cuentas de resultados.

¿Por qué sucede esto? La respuesta es sorprendentemente sencilla: cómo nadie ha querido ver que los recursos naturales y fuentes de energía son finitos, el coste no ha reflejado nunca la escasez que en realidad siempre ha existido. Por lo tanto, el reciclar, el reparar y el fabricar localmente nunca han sido competitivos frente al despilfarro y el derroche. Así de sencillo y así de triste. La prueba palpable y de la cual empezamos a pagar las consecuencias es la globalización: producir a miles de kilómetros, con fuentes de energía baratas (y contaminantes como el carbón), con mano de obra casi esclava y con materias primas esquilmadas del tercer mundo.

Por supuesto, con la complicidad de millones de consumidores del primer mundo. Por ejemplo, es sabido y está demostrado que no hay suficiente cantidad de tierras raras y metales preciosos para fabricar el ingente número de baterías necesarias para implantar el vehículo eléctrico bajo un modelo de negocio basado en la propiedad. El coste de extracción de estos materiales sube cada día y genera tensiones geopolíticas en África por el control de los yacimientos. ¿Tiene sentido que los grandes constructores sigan fabricando millones de automóviles? Aunque la pregunta correcta sería si van a poder hacerlo.

La paradoja es que la riqueza generada no va a la sociedad (o al menos de manera equitativa), sino a oligarcas, multimillonarios y élites políticas o militares.

Pues bien, todo esto se ha acabado. Ya podemos afirmar que la sostenibilidad empieza a ser rentable y que la tecnología, no solo la digital, es la clave para habilitar la nueva transformación industrial que se avecina.

¿Cómo sustituiremos a la mano de obra semi esclava de países subdesarrollados que se utiliza en algunas industrias? Con automatización. Ya existe tecnología robótica suficiente para automatizar cualquier proceso industrial, sólo se necesitan que los números salgan. Y empiezan a salir. Frente al aumento de los costes logísticos, muchas empresas están relocalizando sus producciones e invirtiendo en plantas robotizadas. Todo aquel puesto de trabajo que se pueda robotizar desaparecerá. La economía se servitizará y la tecnología lo hará posible. Todos los sectores se tecnificarán y los perfiles directivos serán transversales a las operaciones. La tecnología será el elemento común y aglutinador, la que habilitará las estrategias futuras. Cualquier acción que se derive de un plan estratégico necesitará de tecnología para ser llevada a cabo.

Se vislumbra que si hay menos producción, menos trabajo, menos recursos materiales y energía cara, las sociedades se van a empobrecer. Si seguimos midiendo el PIB como hasta ahora seguro que sí y llegados a este punto, nos hemos topado con el verdadero desafío: cambiar los hábitos consumistas de nuestra sociedad. Se está hablando de evolucionar hacia un capitalismo consciente o responsable, pero ciertamente el término “capitalismo” no casa muy bien con cualquier otra palabra que suene a altruismo. De momento parece no existir alternativas, solo son utopías, aunque cada vez más van tomando tintes de realidad.

A nivel particular y en nuestras organizaciones debemos incorporar la sostenibilidad y la inversión en tecnología como factores clave, no solo para mejorar la competitividad, sino para sobrevivir. Por un lado, debemos adelantarnos a la escasez de recursos naturales buscando alternativas a los materiales para nuestros productos o acudiendo al reciclaje, aumentando su sostenibilidad (en breve será requisito por ley y un valor indispensable en la experiencia de cliente) y reduciendo el consumo energético.

Por el otro lado, debemos invertir en tecnología en dos sentidos: automatizar y extraer conocimiento de los datos productivos y de mercado. Nuestra capacidad de transformar datos en conocimiento es la clave.

Un breve apunte final sobre sostenibilidad: en todo el post hemos utilizado el término “sostenibilidad” como sinónimo de respeto al medio ambiente. No hemos olvidado que ser sostenible significa mucho más. La sostenibilidad consiste en poner a las personas en el centro. Por esta razón, ninguna estrategia será sostenible, si se olvida de las personas.

Y ninguna tecnología producirá una eficiencia sostenible, si los beneficios generados no redundan en la empresa, en la sociedad y en el medio ambiente. El reto como sociedad es conseguir que modelos de negocio que no produzcan el efecto anterior, sean inviables económicamente.

Estamos al inicio de esa transición: en la batalla por los recursos. La guerra de Ucrania, el campo de batalla africano entre China y Occidente, las incipientes disputas en el ártico, etc. Todos intentamos ganar tiempo por separado y nos olvidamos de que la solución la encontraremos juntos.